martes, 11 de noviembre de 2014


A veces, cuando uno no está metido en el mundillo fotográfico, la sensación que se tiene de los que despuntan dista de ser fiel a la realidad. Un fotógrafo, por razones que ya hemos hablado en otras ocasiones tiene por lo general, como fin, que su trabajo sea reconocido y alabado. Una especie de fama que sería muy similar a la que espera un cantante o un actor.

Quiero matizar que detrás de un fotógrafo famoso no tiene porqué haber necesariamente fotografías buenas. Pero, ¿qué entendemos por buenas imágenes? Una respuesta que dejamos en el aire porque vamos a centrarnos en esas características que hacen que un fotógrafo sea conocido.

El fotógrafo que expone en salas importantes o ferias

Normalmente, y si dejamos a un lado los fotógrafos consagrados, cuando vemos a un autor que expone su trabajo en galerías de cierto calado o lugares con gran visibilidad, debemos tener en cuenta que para llegar a ello ha tenido que pactar unas comisiones con el espacio, unos gastos de gestión, y todos los gastos de impresión que las fotografías necesitan, aunque la publicidad corra a cuenta del lugar de exhibición. Lo mismo ocurre cuando una galería quiere llevar tu trabajo a una feria o se quiere exponer por cuenta propia en una feria. Los gastos de exposición son necesarios y esos los tiene que cubrir el autor. Por lo tanto, aquí vemos que hay inversión, dinero al fin y al cabo.

El fotógrafo que sale con trabajo de una escuela

Cuando se pagan cifras astronómicas por ciertos masters fotográficos o por cursos intensivos, si uno sabe moverse en el circuito y se codea con gente interesante, puede llegar a salir de esa formación con una cierta facilidad para buscarse la vida dentro del medio. De nuevo inversión, dinero. Y si me permitís, grandes dotes para la comunicación (RRPP).

También cabe decir en este punto, que muchos fotógrafos que exponen en galerías, vienen de una formación académica en Bellas Artes y, por tanto, saben moverse dentro del circuito, aprovechando sobre todo las becas otorgadas para realizar sus proyectos. Han estudiado, espero, marketing para artistas y la labor la tienen adelantada.


El fotógrafo que imparte talleres

Si hablamos de dotes para la comunicación, una salida que hace que nuestro trabajo sea reconocido, es la de usar nuestros conocimientos para impartir cursos. De esta forma nos haremos un hueco entre los aficionados a la fotografía, aumentando con ello nuestra visibilidad a la hora de captar clientes por dos vías, la comercial con nuestro trabajo fotográfico y la formativa con nuestra experiencia. Fotógrafos que imparten talleres y que al mismo tiempo exponen y escriben libros, los hay y se están ganando la vida (o un extra) con ello.

Cristina García Rodero en su última exposición

El fotógrafo que escribe libros

Hilando con el apartado anterior, los fotógrafos que escriben libros así como los que crean fotolibros, están más expuestos a un reconocimiento. Ello les da visibilidad no sólo exponiendo sino que en la presentación de los libros ya acude público, ese libro tiene más opciones de venderse que las fotografías y un largo etcétera de beneficios que hacen que la inversión inicial, de tiempo y dinero para su realización, cobre sentido.

El fotógrafo que escribe en blogs

Si hablamos de escribir, hay una corriente que ha surgido con internet y que ha llevado a muchos fotógrafos a contar su experiencia mediante blogs. Ya sea personales o colaborando con entidades de cierto prestigio, las puertas parecen abrirse más gracias a este tipo de trabajos. Por mi experiencia en este campo, os digo que sí es una forma de que te tomen más en serio y de que los diferentes sectores dentro de la fotografía quieran hacerse eco gracias a tus palabras escritas en los blogs, aunque a nivel de público/cliente las estadísticas no sean tan favorables, porque al fin y al cabo los que te conocen son fotógrafos y no clientes potenciales.

El fotógrafo que viaja

El reconocimiento viene dado en muchos casos por trabajos que han sido realizados en lugares exóticos o alejados de nuestro enclave más inmediato. También en ocasiones patrocinados por alguna marca que quiera estar presente en esa expedición, por becas que sufragan, crowfoundings o el dinero invertido por uno mismo y el tiempo reservado de las vacaciones del trabajo que realizan habitualmente y que en ocasiones está desvinculado al mundo fotográfico. Aquí también meteríamos a esos fotógrafos buscavidas que se van a vivir a ciudades más punteras artísticamente.

El fotógrafo que encuentra padrino

Por último un punto que es clave para aquellos cuyo trabajo empieza a ser conocido por ser tocados por la varita mágica de un padrino. Esa persona que te muestra a la comunidad, que confía en tu trabajo porque se ha quedado maravillado y que te abre las puertas a la fama casi de forma inmediata. Para ésto hay que tener suerte, estar en el lugar adecuado en el momento oportuno.

En resumen

No sé si me dejo algún punto o si tenéis opiniones al respecto. Esto es básicamente un resumen de lo que observo a mi alrededor. De lo que verdaderamente se esconde detrás de fotógrafos que despuntan, donde en la mayoría de los casos lo que hay es una gran inversión monetaria para llegar a obtener esa visibilidad.

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