¿Si? Sí, soy yo. No, no me interesa. Llamaron la semana pasada y les dije lo mismo. Por ahora no, gracias.
La de veces que he dicho no. Y la de veces que he dicho sí y me he arrepentido de ello toda la vida. Con el tiempo aprendes a que esas cosas no te importen. Intentas pasar de todo. Aún así te vuelven a engatusar. Una nueva llamada, un nuevo sí y, vuelta a empezar. Que si sms gratis a números Vodafone, que si libros que nunca leeré y guardan el polvo en las estanterías, que si cursos de inglés y tarjetas de crédito que no sirven de nada. Pero ahí están, ocupando un hueco y vaciando el bolsillo. Pero qué importa, al final esto es sólo dinero. Lo malo es el otro sí, ese que te reconcome por dentro, que te hizo hacer cosas que no querías y sigue persiguiéndote por las noches. El sí que pudo ser no, pero no lo fue. ¿Qué hubiese pasado si? Te preguntas cada mañana. Mejor no pensarlo. Por ahora no, gracias.