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martes, 19 de abril de 2016

Creo que no se me quedaba cara de tonta desde aquella multa de la Guardia Civil por frenar brúscamente en una rotonda, porque había gravilla en bajada y se asustaron del ruido que hizo mi coche, pensaron que no quería hacer el ceda y fue su palabra contra la mía.

No soy una persona que se queje por las cosas, más bien me callo, igual que hice con aquella negligencia médica que por casi me lleva al otro barrio con 18 años. Perdonad que saque estas historias, pero a una parece que se le remueve todo cuando se le queda cara de tonta.

Me fío muy poco de las ofertas, sobre todo de las de internet, por ello no sé qué carajo pasó por mi mente aquel día en que mi móvil se me cayó al suelo y desesperadamente pensé en comprarme otro. Vi un precio favorable del Huawei P8 Lite y, por la cantidad de gastos que me venían encima, me lancé a las garras de Value Basket, así, sin informarme, sin preguntar, a la aventura.

Para más INRI no es que el precio fuera excesivamente más barato que en otras webs de referencia, por ello tampoco me mosqueó sobremanera, y pensé que podía ser una compra segura y la oportunidad de conocer otra página para compras online.

Tras la compra y un email de confirmación, a los pocos días se me informaba:



Ya empecé a mosquearme, pero como mi chico había hecho un pedido en eGLobal y se había demorado, además de tener unas semanas un tanto ajetreadas como para ponerme a investigar, lo dejé pasar, pensando que podía haber pasado lo mismo, una demora sin importancia.

Hoy, tras sacar un hueco, volví a comprobar cómo el pedido seguía retenido y me puse a mirar comentarios en Twitter:



Al parecer su modo de proceder es la de retener el pedido hasta que les llega mercancía que pueda soportar el precio de la oferta, en ese caso se despacha el pedido, si no, se hace una cancelación y se devuelve el dinero, que según parece ser se hace, pero lleva su tiempo. Aunque también hay comentarios donde no se habla de reembolso.

Cuando hablo de que no compréis en Value Basket lo digo por lo que supone para el comprador no saber a qué se está ateniendo, porque en el email de confirmación de compra se habla de: 

- Expedido: 3 - 5 días laborables
- Entregado: 5 - 8 días laborables


Pero no de toda esa odisea que nos tiene esperando como bobos. Les he mandado una observación y esta ha sido su respuesta:



Según esto en quince días tendría que tener enviada mi compra, necesito conocer experiencias de otros usuarios, comentarios, información, todo aquello que nos pueda ayudar a los compradores.

Muchos dirán que por 165 euros no merece la pena este post, pero no es por mí, es por todos los que se nos fue la cabeza pensando que un precio más barato nos seguiría manteniendo la misma calidad que otras páginas de venta como Amazon o EBay.

Lo sé, desde aquí me autodenomino estúpida, pero si no nos quejamos, situaciones como estas seguirán en nuestras vidas. ¿O acaso no estamos cansados de tanto ninguneo? Gracias por la difusión. Cada granito de arena cuenta.

martes, 5 de abril de 2016


Tanto si eres fotógrafo como si tu niño/a hace este año la comunión, habrás observado que la fotografía de comuniones ha cambiado. La libertad del fotógrafo para salir a la calle, experimentado de igual modo en la nueva fotografía de boda, ha hecho que, ese encorsetamiento del niño en el estudio repitiendo las mismas poses, haya pasado a un segundo plano.

Conocer al niño/a

Si el niño/a toca algún instrumento, practica ballet o puede incorporar algún elemento que en la foto quede atractivo, será de ayuda, por ello no debemos dudar en preguntar a los padres antes de la sesión. Conocer al niño previamente a través de las pinceladas que nos den, puede ser muy útil para hacer una sesión personal y diferente.



Cuando digo diferente no es porque las fotos sean diferentes a lo que otro fotógrafo pueda hacer, me refiero a hacerlo diferente porque en la sesión se vea la personalidad del niño, cada uno de nosotros somos únicos y ello es lo que debemos aprender a plasmar.

De nada sirve hacer las mismas poses y el mismo tipo de sesión a todo el mundo si no se atisba el alma de nuestros clientes por ningún lado. Nos obcecamos mucho en mostrar nuestra personalidad como fotógrafos, pero olvidamos que estamos fotografiando personas y que cada persona tiene su propia historia.

Salir a la calle

No quiero con ello decir que en estudio se hagan siempre las mismas fotos, de hecho hay fotógrafos que saben sacarle partido de forma diferente, pero a través de este post me gustaría que saliésemos todos al exterior, y con ello hacer que los niños jueguen, se diviertan.

Buscaremos un lugar que tenga relación con el niño, por ejemplo si monta a caballo o realiza alguna actividad extraordinaria que nos pueda servir de telón. También podemos buscar localizaciones que por la floración de la primavera resulten bellos escenarios. Lo importante ante todo es que el niño se sienta cómodo con el entorno.



Hacerse su cómplice

Para un niño es complicado ponerse ante la cámara de un extraño, muchos aguantan con estoicidad lo cansinos que podemos llegar a ponernos, otros sin embargo se desenvuelven bien y disfrutan con ello. Lo primero que debemos conocer es su nombre, interactuar con él, hacerle sentir cómodo, explicarle en muchos casos cómo funciona la fotografía de forma sencilla, y qué fotos vamos a hacer.

Explicarle las poses de forma que sean naturales, que se sientan cómodos. Siempre es muy importante en un niño/a que se sienta cómodo. No bajar la guardia, ser empático e intuitivo si vemos que una determinada foto no le está convenciendo.

Incorporar atrezzo

Llevar elementos de atrezzo, globos, pompas de jabón, muñecos, cosas que aunque luego no nos queden bien en las fotos, hagan que al principio de la sesión ellos puedan jugar y soltar un poco los nervios. En este caso es interesante que nosotros lo aportemos porque ante la novedad se sienten más predispuestos.

  
Ser creativo técnica y visualmente

También habrá lugares que no nos gusten demasiado, pero que con un poco de imaginación y unos toques decorativos para el escenario, pueden convertirse en preciosos marcos. Lo mismo que utilizar las luces del atardecer, las cuales matizarán la escena y harán que visualmente queden unas fotografías muy bonitas. E incluso objetivos descentrables, aperturas abiertas y todo lo que se nos ocurra y nos sintamos cómodos con nuestro conocimiento técnico y estilo para hacer que el paisaje sea envolvente.

Envolver en la fotografía social siempre me ha parecido algo muy interesante para las imágenes. Hacer que con el uso de desenfoques, nuestros modelos por un día queden insertados de forma sutil en el paisaje.

Sobre las fotos que he compartido

Al lado de mi casa, en un paraje a priori nada atractivo, las flores de la primavera habían dejado un entorno interesante como diamante en bruto, pero que había que explotar. La magia de la sesión, y el azar que muchas veces juega de nuestra parte, hizo que la madre de la niña encontranse ese tronco cuando quisimos movernos en la localización.

Para las fotos usé un 35mm con apertura 1.8, sin más. Era yo la que debía moverme para encontrar el encuadre más propicio. Ello me dio ese desnfoque en algunas zonas que hacen que quede todo muy armonioso.

La pose con el libro no deja de ser una foto mil veces repetida en un estudio de fotografía, pero cambiado el entorno, nos puede trasladar a un lugar pastoril de las fotografías románticas del siglo XVIII inglés. Las referencias a la pintura siempre son muy interesantes.

Los globos, como os decía, los llevé para el principio de la sesión, para que ella jugase un poco mientras íbamos conociéndonos. La verdad es que Adriana me lo puso todo muy fácil porque ya tenía tablas posando, pero para otros niños puede ser un buen recurso.

En las que comparto de Ainara podéis ver el recurso de las pompas, fue algo que me sirvió para que la niña soltase un poco los nervios. Es importante ser tajantes con la sesión que queremos hacer, yo había quedado en vernos unos días antes haciendo una sesión más relajada, pero me comunicaron que en los jardines del restaurante, tras la ceremonia, podía llevar a cabo las fotos.

No debía haberlo permitido, no por ellos, sino por mí, pero allí estaba yo con una familia que no conocía, en un entorno nada propicio y con tan solo media hora mientras todos disfrutaban del coctail. Tuve que improvisar sobre la marcha y ser empática con la niña desde los primeros minutos. Ovbiamente los padres no tenían porqué saberlo, nuestros clientes apuestan por nuestras fotos pero es complicado que sepan lo que hay detrás de ellas, no es disparar sin más. 

En la imagen en blanco y negro, tras varias fotografías, necesitaba verla sonreir, de ahí que la hiciese girar y buscar las mejores instantáneas.

Así que, sobre todo, pensad en el niño, haced que se sienta reflejado y no fruto de una sesión estandar que repetirás con otros niños. Conoce un poco sus gustos e intenta introducirlos en el tipo de fotografía que haces. Hazle sentir cómodo. Y, jugad, porque en la diversión es donde mejores fotografías salen cuando trabajas con niños.













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