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miércoles, 26 de mayo de 2010



Preparando las vacaciones para este verano no puedo evitar acordarme de aquellos maravillosos momentos que, el año pasado, disfruté por los "mares del norte". Me viene a la mente uno de esos días mágicos, un día que pude ver el mundo desde lo más alto. Por la mañana los astros no estaban de nuestra parte. Saliendo de Bergen y con el depósito de gasoil bajo mínimos, las gasolineras parecían haberse extinguido en Noruega -quién lo iba a decir siendo uno de los países con mayor recursos petrolíferos-. Eran las seis de la mañana, el GPS nos indicaba una estación de servicio que ya no existía, apenas había coches en las calles del polígono pero, por suerte, un chico apareció para salvarnos el día. Después de ese susto, todo empezó a ir sobre ruedas. Llegamos a tiempo al ferry para cruzar nuestro primer fiordo, llegamos a tiempo también al segundo y tras un largo recorrido por carreteras imposibles de paisajes inolvidables, de cascadas que salían a nuestro paso, de agua y más agua a nuestro alrededor, por fin llegamos a nuestro destino: Preikestolen. Y con ello, nuestro peregrinaje hacia la cumbre. Tras dos horas de intensa caminata llena de obstáculos a batir, allí estaba el púlpito, solemne, esperando nuestros pasos ya lentos por el viaje. Tumbados, al borde del precipicio, pudimos sentir su latido y respirar profundo. Las vistas habían merecido la pena. Más allá de aquel espectáculo ya sólo quedaban agujetas y un sinfín de imágenes en mi retina para siempre.

domingo, 16 de mayo de 2010



Cubículos que almacenan fotos, sueños encerrados entre paredes blancas, imágenes que ya sólo quedan en mi memoria. Queda clausurada la feria, hasta el año que viene.

miércoles, 12 de mayo de 2010



Mi cabeza no deja de darle al run run. Explosión de ideas. Me vienen series por doquier, no consigo materializar ninguna, me falta presupuesto, tiempo, gente que quiera echarme un cable. No desespero. Sigo dándole vueltas al coco. Cojo una bombilla, la dejo caer, explota, pero no al instante, le cuesta un rebote o incluso dos. No lo hago aposta. Por si acaso la guardo. Para otra vez me servirá, no pienso romper más bombillas, sólo traspasar fronteras con mi imaginación. No es que no tenga abuela, es que hoy me levanté positiva.

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