miércoles, 31 de diciembre de 2014



Así como al año 2013 tenía unas ganas enormes de darle carpetazo con  la última campanada de las uvas, para este 2014 mi deseo es que se quedase un pelín más. Y eso que el 14 es un número que no me gusta nada, pero poco importan las cifras y las supersticiones cuando la vida y tú mismo la vas encaminando hacia donde te lleva el corazón.

Es verdad que hay cosas que vienen solas, otras que simplemente te las buscas, otras que suponen un golpe de suerte e incluso las que te cambian tus propios esquemas. Para mí el 2014 ha sido un año de tachar espinitas en la lista. Un año en el cual no esperaba realizar todos los sueños que he realizado simplemente porque me había propuesto focalizarme en otros, como mi ansiado viaje a Japón. No he tenido ocasión de cumplirlo, pero ayer lo pensaba en la ducha, para mí el país nipón es un lugar que actualmente no tiene tanto significado, era fruto de un sueño compartido que se fue esfumando hasta tal punto que de momento ha quedado guardado en un cajón hasta que recobre otra fuerza.

Con mi tía Marisa y mi prima Mari Carmen en Deiá

Por ello, en este año, han ido surgiendo otros viajes que llevaban mucho más tiempo en mi memoria. He podido conocer una zona de Cantabria que tenía olvidada; he caminado por la Ruta del Cares (para mí una de las mejores experiencias vividas en toda mi existencia); he conocido por fin el pueblo de Deiá y su comarca de la Tramuntana, cuyos despertares inmersa en el valle ya forman parte de mi recuerdo más preciado; he pisado África, ¡al fin! para descubrir una zona de Marruecos que va cobrando más fuerza en mis pensamientos cada día; he recorrido finalmente La Toscana, no sin antes hacer una visita a mi querida Roma, por cuarta vez y sumando historias que contar en la Fontana de Trevi; he vuelto a mis lugares fetiche de Cáceres; a mis raíces por parte de padre conociendo pueblos que no sabía existían como Las Minas de Horcajo o las extraordinarias Tablas de Daimiel (que sí conocía pero nunca las había visitado); he encontrado joyitas como Cívica en Guadalajara; y rincones antes no visitados en Cuenca, Madrid, Ávila, Salamanca, Segovia; y para finalizar he vuelto a mi Oporto del alma, ciudad preciosa en el norte de Portugal que me ha enamorado una vez más.

Con mi hermana Patri en el Valle de Ourika
En lo profesional he seguido con mis colaboraciones en blogs de internet, he asistido a talleres, participado en mesas redondas, he conocido a Bill Viola, Stephen Shore, Ramón Masats o Isabel Muñóz entre otros, he cubierto PHotoEspaña un año más y el congreso de iNight, he realizado dos exposiciones individuales y he conseguido llevar la fotografía social a otro nivel gracias al equipo formado con 3DFOTO. Para 2015 seguimos con los proyectos y las ganas de seguir avanzando, porque son muchas y porque nos encanta nuestro trabajo.

Con mis amigos en Oporto

En lo personal, me he sentido arropada por quienes comparten la vida conmigo, aquellos que me hacen reír y me acompañan cuando caigo y cuando me levanto, con mi familia siempre al pie del cañón, pero sobre todo por una persona que me fue ganando a pasito a pasito aunque me enamorase su sonrisa desde aquel momento en que le mire por primera vez. A todos ellos, a quienes me han acompañado en mis viajes y a quienes están ahí siempre con palabras de apoyo y cariño, gracias por formar parte de este mágico 2014. 


Con mi chico en Peñafiel

No queda mucho más que decir, sino terminar con una reflexión, porque no importan las ideas que tengamos en mente, sino cómo las personas que nos rodean y los pequeños momentos azarosos nos van conduciendo por sendas insospechadas. Así que para el año que comienza mañana, me dejaré llevar cómo lo he hecho hasta ahora e intentaré disfrutar de cada minuto con una sonrisa, la misma que no me ha faltado durante estos últimos 365 días de un 2014 que se escapa...



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