El mantel puesto, la comida a punto de ser servida, tú y yo frente a frente sin decirnos nada. Las dos de la tarde, tres horas desde que quedamos en la cafetería de siempre y ya nos hemos quedado sin palabras. Un cruce de miradas, un roce de pies, las manos heladas, los labios sellados. Sin embargo, el silencio no me incomoda. Siento que puedo ver más allá de tu alma. Ahora estás pensando que quieres besarme, ¿demasiado pronto quizá? ¿demasiado tarde, tal vez, para dos adultos que se conocían desde antes?
martes, 8 de marzo de 2011
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Como siempre, muy buen comentario para una foto que dice mucho....
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