
Con sus ramas al viento, son los árboles que bailan al sol mientras el día se acaba. Disfrutan, saben que aún les queda tiempo hasta que los días se acorten. No son muchos, pero se divierten viendo la gente pasar. Viven distantes, los cardos que hay hasta su tronco interrumpen el paso a aquellos intrusos que no saben más que incordiar. Viven felices, se muestras alegres. Son los árboles que crecieron en un montaña artificial. Cerca de la autopista, alejados de todo pero cercanos al viento.